sábado, 5 de abril de 2008

Rugido

( http://senoradelacasa.blogspot.com/2008/04/29-los-tres-sonidos-primarios-de-hembra.html )


Acá tengo un problema y mucho problema: la garganta ahorcada para cuando quiero hablar. Después de mucho buscar adentro llego a sentirme como un tronco al que le han arrancado su corteza ahorcandolo: rígido, agonizante o muerto, sin poder respirar ni hablar. Este es un problema de una gran parte de la población, los de abajo: nos pusieron el collar apretado para podernos controlar fácil. Entonces gastas energía extra sólo cob sobrevivir, tienes que estar pidiendo permiso al superior para existir. Decir "eso es una pelotudez, no existe superior ni inferior y ya" es fácil, sentirlo es otra cosa. Además que sí existe superior e inferior, existe gente confiable y gente que no, y eso no se nota porque te lo dicen, convencen o imponen, sino por los actos y en la energía que tiene, su cantidad y calidad. Somos muchos los programados para esclavos, para decir "sí Señor" y obedecer. Incluso aprendimos a obtener placer de ello; era algo inteligente aprender a obtener placer de lo que había como adaptación para poderlo llevar por años, de años, de años. Porque nuestra programación comienza durante nuestros primeros años y quienes nos programan son aquellos que nos deben "proteger", sin embargo éstos, si no están concientes de lo que hacen (y muchas veces esa inconciencia es maldad) van a dejar la cagada con sus hijos, nietos, sobrinitos: los entrenarán para ser una y ora vez devastados, para vivir como perdedores. ¿Para qué? Para que otros, sus jefes, sus ministros, ellos mismos, puedan sentirse mejor, a salvo de rebeldes usurpadores y con esclavos de quien servirse.

Ellos vuelcan su rabia sobre nosotros y nos obligan a tragar culpa, se roban nuestra energía y la de nuestros hijos y la estancan pues la quieren sólo por vanidad y envidia, no la usan porque saben que la energía sirve sólo a su legítimo dueño como la Excalibur, la Espada.

Cuando uno quiere confrontarlo ellos lo niegan porque no soportan saber la verdad y hacerse cargo de la devastación. Son como esos políticos corruptos que se roban la plata y el hoyo lo tenemos que rellenar después, con interés. El golpe es doble: me quedo con la energía y lo dejo atado de manos y sib voz para reclamar. ¡NO ME IMPORTA!!, están gritando, ¡NO TE QUIERO! se les sale por los poros, pero al niño le llenan la mente de ruidos para que no pueda oir. Igual como pasó con ellos. Recordar, sanear o repetir.

Tú que lees y cada uno de nosotros, lo mismo. ¿Qué quieres para tus hijos? ¿Fracaso o triunfo, salud o enfermedad? Porque un crío sano sólo lo cría un padre sano. No hay animal más domesticable que un niño, puedes hacer lo que quieras con él. Que odie tanto la vida que se suicide. Que sea un pelele al que todos golpean pues no se puede defender (de ti). Que sea un depredador enfermo que mata sólo por matar, porque acumuló tanto odio o porque quiere ser como papá (o como mamá).

¿Sabes qué quieres para tu hijo? Lo mismo, exactamente lo mismo, que eres tú. Porque tu hijo absorbe (absorberá, absorbió) todo de ti, lo que dijiste, y lo que no. Los gestos de tu cara y de tu cuerpo, tus gritos y tus silencios, tus sueños, tus intenciones, tu presencia y tu ausencia. ¿Qué quieres para tu hijo?¿Qué quieres para ti?



Porque en este mundo cada uno nació para estar vivo y eso implica la capacidad de cumplir lo que siente que vino a hacer. Todos nacimos principes y princesas, y si ahora somos ranas o cualquier otro animal es porque nos tragamos algo que nos hechizó. Eso mismo. O lo recordamos, lo saneamos, lo arreglamos (a partir de AHORA porque el TIEMPO APREMIA) o lo pasamos a la próxima generación, volviendo fracasado a quien vino a realizarse, volviendo infelices a quienes debieron ser felices, pobres diablos, igualitos a papá.

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