sábado, 5 de abril de 2008

Rechazo

Ni Jesús ni Mamá Teresa de Calcuta nos prohibió rechazar. ¿Saben quién lo hizo? El sapo gordo que nos quiere para sí, o mejor dicho, sus perros. "Estáte siempre abierto para mí" "no pienses, no hagas, excepto lo que digo, y siente y disfruta lo que te doy. ¿No te gusta? No importa, ya te gustará. Te lo voy a hacer tanto que te gustará. Si te robo, pisoteo, rompo, trapeo el suelo contigo, destruyo lo que eres y lo que te es querido, todo, todo eso, te va a gustar. Porque ese será el premio, lo otro es castigo, y ése, no te va a gustar. Vamos, da las gracias... De Nada."

Mira las leyes de la escasez de caricias con que vivimos!!!:

1. No des las caricias positivas que corresponde

2. No aceptes las caricias positivas que merezcas

3. No pidas las caricias positivas que necesites

4. No te des las caricias positivas a ti mismo

5. No rechaces las caricias negativas destructoras

(http://at-miguelreyes.4t.com/caricias_escasez.htm)

¡¡RECHAZO ESTAS LEYES ABSURDAS!!

¡¡CON TODA MI ALMA DECIDO HACER JUSTO LO CONTRARIO!!


El orgullo del esclavo está en su rebeldía, y el orgullo del amo está en su sumisión a un designio mayor. Así que queridos rebeldes principiantes aproblemados perdidos, tendrán que ser amos de si mismos si quieren tener libertad. Tendrán que liberarse a sí mismos y de sí mismos también pues también adentro tienen al tirano fascista esclavizador, también lo son. Así que rebeldía direccionada, estrategia, buen uso de esa fuerza y energía para conseguir la propia liberación.

Un buen primer paso es comenzar a vivir bien las caricias, instaurando las leyes de su abundancia:


1. Dar muchas caricias positivas

2. Aceptar muchas caricias positivas

3. Pedir todas las caricias positivas que necesitas

4. Dar a ti mismo muchas caricias positivas, todas las que necesitas

5. Rechazar todas las caricias negativas hasta que tengas sana tu alma para poder discernir si son merecidas o inmerecidas, si son mentira o son verdad.

Nota: las mismas leyes que aplicas a ti mismos, corren para los demás. No es obligación de nadie darte caricias, ni siquiera es obligación para tí. Son cariños, regalos, elecciones, y como eso, déjalas ser. No obligues a nadie a dar, ni a ti mismo. Date y da en la medida que puedas. Pide y recibe en la medida en que puedas, dándote cuenta, eso sí. Con la práctica, y con la ¡Salud! podrás de a poco ir dando, y recibiendo más.

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